Declaraciones del parlamentario colombiano Wilson Borja
El parlamentario del Polo Democrático expresa que Estados Unidos pretende que Colombia cumpla el mismo papel que ejerce Israel. Advirtió sobre los riesgos que tiene para la región el incremento de la presencia militar de Washington.
Chevige González Marcó Martes, 21 de Jul de 2009. 2:10 pm
El parlamentario del Polo Democrático Alternativo, Wilson Borja denunció que con la instalación de nuevas bases militares estadounidenses, Colombia se está convirtiendo en un satélite de las políticas de Washington y cumple el mismo papel que ejerce Israel en el Medio Oriente.
Borja advirtió que el conflicto entre Colombia y Ecuador está cada vez más en evidencia, y ante ello, las fuerzas estadounidenses estacionadas en las bases militares que piensan ocupar, pueden tener una excusa para intervenir activamente. Por ello, cree que es necesario también fortalecer la denuncia internacional sobre los riesgos que implica el incremento de la presencia de Washington en la región. El congresista del Polo Demiocrático ratifica que la lucha antinarcóticos no es el verdadero propósito del incremento de la presencia militar estadounidense, sino la intervención y la injerencia de Washington en el conflicto interno colombiano, tal como se ha evidenciado durante el desarrollo del Plan Colombia.
Borja indica que en el Congreso colombiano no permitirán que el régimen de Uribe utilice unos acuerdos del año 1965, cuando se entregó la soberanía del espacio aéreo colombiano sobre el Caribe y el Pacífico, para evitar que los nuevos acuerdos para instalar 5 bases militares en el país no sean discutidos por el parlamento.
http://www.radiomundial.com.ve/yvke/noticia.php?29111
Nuevas bases militares en Colombia apuntalan su uso como satélite de Washington
El parlamentario del Polo Democrático expresa que Estados Unidos pretende que Colombia cumpla el mismo papel que ejerce Israel. Advirtió sobre los riesgos que tiene para la región el incremento de la presencia militar de Washington.
Chevige González Marcó Martes, 21 de Jul de 2009. 2:10 pm
El parlamentario del Polo Democrático Alternativo, Wilson Borja denunció que con la instalación de nuevas bases militares estadounidenses, Colombia se está convirtiendo en un satélite de las políticas de Washington y cumple el mismo papel que ejerce Israel en el Medio Oriente.
Borja advirtió que el conflicto entre Colombia y Ecuador está cada vez más en evidencia, y ante ello, las fuerzas estadounidenses estacionadas en las bases militares que piensan ocupar, pueden tener una excusa para intervenir activamente. Por ello, cree que es necesario también fortalecer la denuncia internacional sobre los riesgos que implica el incremento de la presencia de Washington en la región. El congresista del Polo Demiocrático ratifica que la lucha antinarcóticos no es el verdadero propósito del incremento de la presencia militar estadounidense, sino la intervención y la injerencia de Washington en el conflicto interno colombiano, tal como se ha evidenciado durante el desarrollo del Plan Colombia.
Borja indica que en el Congreso colombiano no permitirán que el régimen de Uribe utilice unos acuerdos del año 1965, cuando se entregó la soberanía del espacio aéreo colombiano sobre el Caribe y el Pacífico, para evitar que los nuevos acuerdos para instalar 5 bases militares en el país no sean discutidos por el parlamento.
http://www.radiomundial.com.ve/yvke/noticia.php?29111
Otra noticia asociada al tema:
El peón gringo para acusar a Chávez de narcotráfico y enviar sicarios para generar caos
Por: Eduardo Cornejo Deacosta(*) Fecha de publicación: 20/07/09
Según El Heraldo de Honduras, existe un informe secreto donde se detallaría un plan del presidente Chávez para generar caos y asesinar al presidente Micheletti. De acuerdo a ese periódico, el llamado "Plan Chávez” buscaría desestabilizar al país mediante "acciones armadas de grupos irregulares, ligados al narcotráfico provenientes de Nicaragua”.
De acuerdo a ese libreto, Chávez contempla infiltrar a miembros de pandillas en las manifestaciones para generar caos. A cada miembro se le pagaría entre 16 y 26 dólares (de 300 a 500 lempiras). Posteriormente, los grupos irregulares infiltrados dispararían contra los mismos manifestantes con el objetivo de producir una masacre que provoque caos y anarquía en el país.
El cuento ya es conocido. A la socorrida matriz de que Chávez y Venezuela promueven el narcotráfico, ahora se le agrega el componente de que planea un “magnicidio” en Honduras, cosa irreal además porque magnicidio sería si se pretendiera asesinar a Zelaya. Pero de allí se pueden sacar dos conclusiones, una es que se trata de montar un expediente a lo Noriega para intentar una agresión contra Venezuela. Otra es que, con la satanización en marcha, se pretenda hacer dudar a algunos países respecto a la posición de Venezuela y los países del ALBA, para así hacerles perder influencia diplomática y política en el hemisferio.
Pero lo que también podría deducirse, es que a alguien se le escapó e hizo público el esquema planeado desde Washington para Venezuela, es decir fomentar el caso y un golpe de Estado.
Veamos. Ese uso de pandillas, de agudizar hechos de violencia, pagar pandilleros para generar crímenes, es una táctica del paramilitarismo colombiano, del manual de la CIA. Allí están las declaraciones de la alcaldesa de Curiepe, quien señaló a Capriles Radonski de llevar sujetos extraños a esa localidad para promover el caos. Allí está la penetración del paramilitarismo en todos los barrios del país.
Los paramilitares de Uribe y el Pentágono
Al respecto, Iris Varela reiteró su denuncia sobre la presencia de paramilitares en el país. "No podemos ser tan mezquinos de desconocer que tenemos un grave problema, el conflicto en Colombia, donde operan bandas criminales, los paramilitares que cuentan con protección del gobierno norteamericano...Son utilizados para venir a cumplir misiones en Venezuela, como sicariar y cometer toda clase de delitos", dijo a los medios locales.
Allí está la canalla mediática creando las condiciones para un magnicidio y exagerando los hechos de violencia y las “supuestas” acusaciones contra Chávez por ser permisivo con el narcotráfico.
A propósito, El ministro del Poder Popular para las Relaciones Exteriores y Justicia, Tareck El Aissami, refiriéndose a los señalamientos emitidos por el Congreso los Estados Unidos a través de un informe en el que se acusa al Gobierno venezolano de participar en el narcotráfico, instó a los congresistas estadounidenses a consultar el informe de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobre la lucha contra el tráfico de drogas impulsada por el gobierno venezolano.
Allí se coloca a Venezuela como el segundo país en Suramérica con mayores incautaciones de estupefacientes. Aquí se ha capturado y deportado, en menos de 15 días, a capos narcotraficantes de Italia y Colombia.
El narco 82
Pero eso no importa, ellos juegan a justificar el magnicidio, un golpe de Estado o una intervención gringa. Y qué curioso, el congreso norteamericano hace informes sobre el narcotráfico en Venezuela pero protegen a Uribe.
La derecha norteamericana, los halcones, miman a Uribe pese a que el hijo de Alberto Uribe Sierra, asesinado cerca de su finca, aparentemente por sus vínculos en riñas entre carteles, tiene por más de dos décadas vínculos con narcotraficantes tan notables como Pablo escobar.
No sólo eso, el 6 de Agosto de 2004, la revista Newsweekes hizo público un informe del Pentágono donde en el ítem No. 82 dice: "Alvaro Uribe político colombiano y senador dedicado a la colaboración con el cartel de Medellín en los altos niveles del gobierno. Uribe se vinculó a un negocio involucrado en las actividades de los narcóticos en los Estados Unidos.... Uribe ha trabajado para el cartel de Medellín y ha sido un amigo íntimo de Pablo Escobar Gaviria".
El trabajo periodístico se basó en un informe que obtuvo el Archivo de Seguridad Nacional, un grupo no gubernamental de investigación con sede en Washington.
Uribe la ficha de los halcones
¿Cómo es que de estar en la lista notables narcotraficantes hoy es un “aliado” incondicional de la Casa Blanca? Los Bush deben saber mucho de eso. Sobre todo el hijo, el alcohólico, que hasta el final defendió a Uribe y peleó porque le firmen el TLC.
Uribe en la campaña electoral norteamericana tomó abiertamente partido por el candidato republicano, el contrincante de Obama. Si sabemos los vínculos de Uribe con el narcotráfico y los paramilitares, que son las dos caras de una misma moneda, si sabemos que ambos son protegidos por los halcones del Pentágono, fácil es imaginar que para los planes contra Venezuela, para montar un expediente sobre los vínculos de Chávez con el narcotráfico, allí está la computadora de Raúl Reyes, para el magnicidio o guerra civil, los halcones cuentan con Uribe.
Por ahora Uribe la emprendió contra Correa, sobre la supuesta financiación a su campaña por parte de las FARC, aunque ese es ya cuento viejo.
Si la oligarquía colombiana traicionó en su momento a Bolívar, a su sueño de una América Latina unida, ¿debería extrañarnos que Uribe esté alistando la puñalada traicionera contra Chávez?
(*)Colectivo El Chasqui de Venezuela
edu659@hotmail.com
http://www.aporrea.org/venezuelaexterior/a82649.html
Cuidado con la puñalada de Uribe
Por: Eduardo Cornejo Deacosta(*) Fecha de publicación: 20/07/09
Según El Heraldo de Honduras, existe un informe secreto donde se detallaría un plan del presidente Chávez para generar caos y asesinar al presidente Micheletti. De acuerdo a ese periódico, el llamado "Plan Chávez” buscaría desestabilizar al país mediante "acciones armadas de grupos irregulares, ligados al narcotráfico provenientes de Nicaragua”.
De acuerdo a ese libreto, Chávez contempla infiltrar a miembros de pandillas en las manifestaciones para generar caos. A cada miembro se le pagaría entre 16 y 26 dólares (de 300 a 500 lempiras). Posteriormente, los grupos irregulares infiltrados dispararían contra los mismos manifestantes con el objetivo de producir una masacre que provoque caos y anarquía en el país.
El cuento ya es conocido. A la socorrida matriz de que Chávez y Venezuela promueven el narcotráfico, ahora se le agrega el componente de que planea un “magnicidio” en Honduras, cosa irreal además porque magnicidio sería si se pretendiera asesinar a Zelaya. Pero de allí se pueden sacar dos conclusiones, una es que se trata de montar un expediente a lo Noriega para intentar una agresión contra Venezuela. Otra es que, con la satanización en marcha, se pretenda hacer dudar a algunos países respecto a la posición de Venezuela y los países del ALBA, para así hacerles perder influencia diplomática y política en el hemisferio.
Pero lo que también podría deducirse, es que a alguien se le escapó e hizo público el esquema planeado desde Washington para Venezuela, es decir fomentar el caso y un golpe de Estado.
Veamos. Ese uso de pandillas, de agudizar hechos de violencia, pagar pandilleros para generar crímenes, es una táctica del paramilitarismo colombiano, del manual de la CIA. Allí están las declaraciones de la alcaldesa de Curiepe, quien señaló a Capriles Radonski de llevar sujetos extraños a esa localidad para promover el caos. Allí está la penetración del paramilitarismo en todos los barrios del país.
Los paramilitares de Uribe y el Pentágono
Al respecto, Iris Varela reiteró su denuncia sobre la presencia de paramilitares en el país. "No podemos ser tan mezquinos de desconocer que tenemos un grave problema, el conflicto en Colombia, donde operan bandas criminales, los paramilitares que cuentan con protección del gobierno norteamericano...Son utilizados para venir a cumplir misiones en Venezuela, como sicariar y cometer toda clase de delitos", dijo a los medios locales.
Allí está la canalla mediática creando las condiciones para un magnicidio y exagerando los hechos de violencia y las “supuestas” acusaciones contra Chávez por ser permisivo con el narcotráfico.
A propósito, El ministro del Poder Popular para las Relaciones Exteriores y Justicia, Tareck El Aissami, refiriéndose a los señalamientos emitidos por el Congreso los Estados Unidos a través de un informe en el que se acusa al Gobierno venezolano de participar en el narcotráfico, instó a los congresistas estadounidenses a consultar el informe de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobre la lucha contra el tráfico de drogas impulsada por el gobierno venezolano.
Allí se coloca a Venezuela como el segundo país en Suramérica con mayores incautaciones de estupefacientes. Aquí se ha capturado y deportado, en menos de 15 días, a capos narcotraficantes de Italia y Colombia.
El narco 82
Pero eso no importa, ellos juegan a justificar el magnicidio, un golpe de Estado o una intervención gringa. Y qué curioso, el congreso norteamericano hace informes sobre el narcotráfico en Venezuela pero protegen a Uribe.
La derecha norteamericana, los halcones, miman a Uribe pese a que el hijo de Alberto Uribe Sierra, asesinado cerca de su finca, aparentemente por sus vínculos en riñas entre carteles, tiene por más de dos décadas vínculos con narcotraficantes tan notables como Pablo escobar.
No sólo eso, el 6 de Agosto de 2004, la revista Newsweekes hizo público un informe del Pentágono donde en el ítem No. 82 dice: "Alvaro Uribe político colombiano y senador dedicado a la colaboración con el cartel de Medellín en los altos niveles del gobierno. Uribe se vinculó a un negocio involucrado en las actividades de los narcóticos en los Estados Unidos.... Uribe ha trabajado para el cartel de Medellín y ha sido un amigo íntimo de Pablo Escobar Gaviria".
El trabajo periodístico se basó en un informe que obtuvo el Archivo de Seguridad Nacional, un grupo no gubernamental de investigación con sede en Washington.
Uribe la ficha de los halcones
¿Cómo es que de estar en la lista notables narcotraficantes hoy es un “aliado” incondicional de la Casa Blanca? Los Bush deben saber mucho de eso. Sobre todo el hijo, el alcohólico, que hasta el final defendió a Uribe y peleó porque le firmen el TLC.
Uribe en la campaña electoral norteamericana tomó abiertamente partido por el candidato republicano, el contrincante de Obama. Si sabemos los vínculos de Uribe con el narcotráfico y los paramilitares, que son las dos caras de una misma moneda, si sabemos que ambos son protegidos por los halcones del Pentágono, fácil es imaginar que para los planes contra Venezuela, para montar un expediente sobre los vínculos de Chávez con el narcotráfico, allí está la computadora de Raúl Reyes, para el magnicidio o guerra civil, los halcones cuentan con Uribe.
Por ahora Uribe la emprendió contra Correa, sobre la supuesta financiación a su campaña por parte de las FARC, aunque ese es ya cuento viejo.
Si la oligarquía colombiana traicionó en su momento a Bolívar, a su sueño de una América Latina unida, ¿debería extrañarnos que Uribe esté alistando la puñalada traicionera contra Chávez?
(*)Colectivo El Chasqui de Venezuela
edu659@hotmail.com
http://www.aporrea.org/venezuelaexterior/a82649.html
La justificación colombiana (oligarquica-colombiana, más bien):
Décadas de traiciones de los gobiernos colombianos
Para no someter al Congreso la aprobación y el debate sobre los nuevos acuerdos militares con Estados Unidos, el gobierno colombiano acude a convenios firmados en la década de 1950, en los cuáles se entrega el control del espacio aéreo colombiano a Washington.
Chevige González Marcó
Martes, 21 de Jul de 2009. 1:36 pm
Régimen uribista utiliza convenios de los años '50 para avalar bases estadounidenses en Colombia
Para no someter al Congreso la aprobación y el debate sobre los nuevos acuerdos militares con Estados Unidos, el gobierno colombiano acude a convenios firmados en la década de 1950, en los cuáles se entrega el control del espacio aéreo colombiano a Washington.
Chevige González Marcó
Martes, 21 de Jul de 2009. 1:36 pm
Casi en el más profundo secreto los gobiernos de Colombia y Estados Unidos negocian la instalación de 5 bases militares estadounidenses en territorio neogranadino, la multiplicación de las instalaciones bélicas de Washington en la región, es una gran venganza, por la derrota que sufrieron al tener que salir este año de la base de Manta, en Ecuador.
Según se ha filtrado a la opinión pública los nuevos enclaves estadounidenses son: Apiay, Malambo, Palanquero, Cartagena y Bahía de Málaga, las instalaciones cubrirán las cuencas del Pacífico y del Caribe y se prevé el arribo a Colombia de unos 800 efectivos militares y 400 contratistas de defensa estadounidenses. Todos ellos, como era de esperarse, tendrían inmunidad absoluta en Colombia, es decir, que podrían cometer cualquier delito y no serían juzgados.
Para evitar el debate público ante la sociedad, en el Congreso y ante la Corte Constitucional, el gobierno de Uribe y sus piezas militares acuden a convenios firmados en la década de 1950, que entregaban la custodia del espacio aéreo colombiano a Estados Unidos. Puede sonar como una gran paradoja, pero en la página web de la Fuerza Aérea Colombiana, se pueden encontrar documentos de análisis mediante los cuales, oficiales colombianos detallan sin ningún rubor, como la soberanía colombiana fue entregada a Estados Unidos.
Como un hecho "natural" se explica que todo se desprende del ingreso de Colombia a la Organización Civil Internacional (OACI), y luego cuando las autoridades colombianas aceptan en una reunión efectuada en La Habana, en 1950, que Estados Unidos ejerza el control del tránsito aéreo sobre el Mar Caribe y el Oceáno Pacífico, es decir, sobre el mar territorial colombiano.
En la tercera reunión sobre navegación aérea del Caribe celebrada en 1956, en República Dominicana, Santo Domingo, (cuando esta nación caribeña estaba bajo la tiranía del dictador Trujillo), Colombia ratifica que acepta el control por parte de Estados Unidos. Queda consumada la entrega de la soberanía del espacio aéreo del mar territorial colombiano a Estados Unidos.
Colombia se encontraba gobernada, en 1950, por el conservador Roberto Urdaneta Arbeláez, quien fue designado como Presidente por Laureano Gómez, es decir, no fue electo por el pueblo colombiano. Urdaneta Arbeláez era el encargado de contener al pueblo colombiano, que indignado se había rebelado tras el asesinato del líder popular Jorge Eliécer Gaitán en 1948. En el año 1956, la nación neogranadina estaba bajo la dictadura militar de Gustavo Rojas Pinilla.
En la década de los '50, a la par de la entrega de la soberanía del espacio aéreo, la oligarquía gobernante en Colombia intensificó sus relaciones militares con los estadounidenses para tratar de detener a un pueblo que reprimido y masacrado de forma sangrienta, empezaba a utilizar diversas formas de lucha para resistir. En principio trataron de exterminar a las bases liberales y a los comunistas. Luego la cúpula liberal renueva su pacto de clases con la oligarquía y se unen a Rojas Pinilla en su dictadura.
Desde esos años, se aceleró el proceso de entrenamiento de militares colombianos para la represión, el Comando Sur se hizo cargo de operaciones de guerra psicológica, y se perpetro en 1964, la masacre de Marquetalia, donde fueron utilizadas armas químicas (napalm) contra el pueblo.
Casi 60 años después, para evadir el debate, se utilizan los convenios que inicialmente entregan la soberanía colombiana. para profundiza la presencia militar estadounidense en Colombia, esta vez, con la excusa de la lucha antinarcóticos.
No obstante los esfuerzos del régimen uribista para evitar el debate, su propia bancada parlamentaria ha convocado a un debate para discutir sobre los sigilosos convenios con Washington. La senadora del Polo Democrático Alternativo, Gloria Inés Ramírez afirma que no sólo el Congreso debe debatir el convenio con la Casa Blanca, sino también la Corte Constitucional debe determinar su validez.
La hipocresía de Washington es evidente y descarada, mientras la Casa Blanca dice que no firmará un Tratado de Libre Comercio con Colombia, por la impune violación de los derechos humanos y sindicales en ese país; discute con el gobierno de Uribe la multiplicación de su presencia militar en la región y fortalecen nuevas formas de aplicación del llamado Plan Colombia, es decir más armas para reprimir al pueblo colombiano.
En el siglo 21, y ante la situación política y social presente en Latinoamérica y especialmente en la región andina, con la presencia de tres gobiernos de concepción antiimperialista como Bolivia, Ecuador y Venezuela, la ayuda militar estadounidense a Colombia pareciera tener como objetivo no sólo la continuidad de la represión, sino también, amedrentar y amenazar a los pueblos y gobiernos que comparten el cambio de época en la región.
http://www.radiomundial.com.ve/yvke/noticia.php?29107
Según se ha filtrado a la opinión pública los nuevos enclaves estadounidenses son: Apiay, Malambo, Palanquero, Cartagena y Bahía de Málaga, las instalaciones cubrirán las cuencas del Pacífico y del Caribe y se prevé el arribo a Colombia de unos 800 efectivos militares y 400 contratistas de defensa estadounidenses. Todos ellos, como era de esperarse, tendrían inmunidad absoluta en Colombia, es decir, que podrían cometer cualquier delito y no serían juzgados.
Para evitar el debate público ante la sociedad, en el Congreso y ante la Corte Constitucional, el gobierno de Uribe y sus piezas militares acuden a convenios firmados en la década de 1950, que entregaban la custodia del espacio aéreo colombiano a Estados Unidos. Puede sonar como una gran paradoja, pero en la página web de la Fuerza Aérea Colombiana, se pueden encontrar documentos de análisis mediante los cuales, oficiales colombianos detallan sin ningún rubor, como la soberanía colombiana fue entregada a Estados Unidos.
Como un hecho "natural" se explica que todo se desprende del ingreso de Colombia a la Organización Civil Internacional (OACI), y luego cuando las autoridades colombianas aceptan en una reunión efectuada en La Habana, en 1950, que Estados Unidos ejerza el control del tránsito aéreo sobre el Mar Caribe y el Oceáno Pacífico, es decir, sobre el mar territorial colombiano.
En la tercera reunión sobre navegación aérea del Caribe celebrada en 1956, en República Dominicana, Santo Domingo, (cuando esta nación caribeña estaba bajo la tiranía del dictador Trujillo), Colombia ratifica que acepta el control por parte de Estados Unidos. Queda consumada la entrega de la soberanía del espacio aéreo del mar territorial colombiano a Estados Unidos.
Colombia se encontraba gobernada, en 1950, por el conservador Roberto Urdaneta Arbeláez, quien fue designado como Presidente por Laureano Gómez, es decir, no fue electo por el pueblo colombiano. Urdaneta Arbeláez era el encargado de contener al pueblo colombiano, que indignado se había rebelado tras el asesinato del líder popular Jorge Eliécer Gaitán en 1948. En el año 1956, la nación neogranadina estaba bajo la dictadura militar de Gustavo Rojas Pinilla.
En la década de los '50, a la par de la entrega de la soberanía del espacio aéreo, la oligarquía gobernante en Colombia intensificó sus relaciones militares con los estadounidenses para tratar de detener a un pueblo que reprimido y masacrado de forma sangrienta, empezaba a utilizar diversas formas de lucha para resistir. En principio trataron de exterminar a las bases liberales y a los comunistas. Luego la cúpula liberal renueva su pacto de clases con la oligarquía y se unen a Rojas Pinilla en su dictadura.
Desde esos años, se aceleró el proceso de entrenamiento de militares colombianos para la represión, el Comando Sur se hizo cargo de operaciones de guerra psicológica, y se perpetro en 1964, la masacre de Marquetalia, donde fueron utilizadas armas químicas (napalm) contra el pueblo.
Casi 60 años después, para evadir el debate, se utilizan los convenios que inicialmente entregan la soberanía colombiana. para profundiza la presencia militar estadounidense en Colombia, esta vez, con la excusa de la lucha antinarcóticos.
No obstante los esfuerzos del régimen uribista para evitar el debate, su propia bancada parlamentaria ha convocado a un debate para discutir sobre los sigilosos convenios con Washington. La senadora del Polo Democrático Alternativo, Gloria Inés Ramírez afirma que no sólo el Congreso debe debatir el convenio con la Casa Blanca, sino también la Corte Constitucional debe determinar su validez.
La hipocresía de Washington es evidente y descarada, mientras la Casa Blanca dice que no firmará un Tratado de Libre Comercio con Colombia, por la impune violación de los derechos humanos y sindicales en ese país; discute con el gobierno de Uribe la multiplicación de su presencia militar en la región y fortalecen nuevas formas de aplicación del llamado Plan Colombia, es decir más armas para reprimir al pueblo colombiano.
En el siglo 21, y ante la situación política y social presente en Latinoamérica y especialmente en la región andina, con la presencia de tres gobiernos de concepción antiimperialista como Bolivia, Ecuador y Venezuela, la ayuda militar estadounidense a Colombia pareciera tener como objetivo no sólo la continuidad de la represión, sino también, amedrentar y amenazar a los pueblos y gobiernos que comparten el cambio de época en la región.
http://www.radiomundial.com.ve/yvke/noticia.php?29107
Todo esto recuerda los preparativos militares yankis, de la primera Guerra del Golfo, y el envió de aeronaves AWACS hacia la bases yankis en Arabia Saudita que se crearon en esas mismas fechas, para comenzar ha realizar el reconocimiento electronico de la zona ha ser atacada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario